Se publica, completa, la historia de Daniel
Defoe; en su traducción de 1981, Julio Cortázar omitió la parte religiosa del
náufrago.
Cuando Julio Cortázar tradujo Robinson
Crusoe, de Daniel
Defoe (Londres, 1660-1731), para la editorial Bruguera, nadie se percató de que
había suprimido algunos fragmentos del original escrito en 1719. Así que gran
parte del público en lengua española leyó aquellas aventuras de un náufrago
sobreviviente sin sospechar que sus reflexiones espirituales habían sido
“editadas”.
Varias décadas después, los
traductores Carmen M. Cáceres y Andrés Barba volvieron al original de Robinson
Crusoepara la versión que les había solicitado la editorial Sexto
Piso, la cual sería ilustrada por Tullio Pericoli. Y conforme avanzaron en la
historia descubrieron las omisiones o supresiones que hizo Cortázar.
“Ha sido muy impresionante ver
cómo en la edición de Bruguera no aparece absolutamente nada de cómo Robinson
pasaba del ateísmo al pensamiento cristiano o monoteísta, lo cual fue
completamente editado por Cortázar”, asegura aExcélsior Carmen
M. Cáceres, vía telefónica desde Argentina.
“Así que cuando Andrés Barba y yo
hicimos la traducción, encontramos que faltaban varias páginas con esa parte
donde Robinson se hace cuestionamientos místico-religiosos. Y es muy loco cómo
toda una generación de lectores, al menos en Argentina y España, quizá también
en México, no relacionamos a Robinson con un pensamiento místico, pese a que
Defoe le imprimió al personaje una conversión muy importante”, asevera.
Lo cierto es que al revisar la
traducción hecha por el autor de Rayuela yCasa tomada,
considerada la más popular en español y publicada en febrero de 1981, deja ver
las sustracciones, simplificaciones y supresiones al contrastarla con la
reciente traducción completa al español.
Ésa es una de las mayores
aportaciones de esta versión, explica. “Y no creo que sea algo menor, porque
hay una intención del autor muy firme en la conversión de Robinson. Son largas
sus reflexiones, aunado a la cristianización de Viernes; no es un simple
detalle, porque está en muchas páginas y en varios capítulos donde se aprecia
la formación de su credo”.
Sin embargo, más allá de esta
sorpresa queda la reflexión más importante, comenta la traductora argentina:
¿Cómo ha logrado sobrevivir casi 300 años este náufrago? “Debe ser por esa
necesidad o ilusión de crear una sociedad desde cero, de estar solos y poder
crear un nuevo mundo un poco a nuestra medida”.
Pero al hacerlo pensamos en
nuestras propias manos y nuestras pequeñas creencias y miedos, porque es
interesante construir de la nada una vida posible en una sociedad virgen,
añade.
Otros detalles de valía que se
encuentran dentro de este clásico, explica Cáceres, es la cantidad de cambios
que se registran en el texto. “Primero nos propone una historia de aventuras y
luego una muy vigente posibilidad de crear una sociedad de la nada; en el fondo
hay una utopía creada por un hombre desde la nada”.
Además de un rasgo curioso, algo
que es casi imperceptible y es que se trata de un libro escrito de hombres para
hombres. “Sí, porque cuando traduje la parte de la isla pensaba en Robinson y
la ausencia de una relación con su cuerpo, pues jamás le picó un mosquito y en
toda la historia sólo padeció un resfriado que le duró unas semanas”.
Falsa
crónica
Para Andrés Barba, la traducción
de este clásico de la literatura universal se apoyó en dos claves: descubrir
que Robinson Crusoe fue
una historia escrita como una crónica de supervivencia real; y en segundo
término, aspirar a traducirla en un lenguaje más panhispánico.
Es bien cierto que esta historia
es leída como un relato de aventuras, dice, pero era necesario rescatar un poco
más su tono de crónica casi periodística, pues “el libro se publicó
inicialmente como una falsa crónica; no olvidemos que las primeras ediciones no
estaban firmadas por Defoe, sino supuestamente por el sobreviviente real de la
isla. Y así mantuvo el engaño hasta que el libro se convirtió en una celebridad”.
¿Qué elementos han hecho que este
clásico casi alcance los tres siglos de edad?, se le pregunta. “Hay varias
cosas. Una es que se apoya en la experiencia de hacer las cosas por uno mismo,
es decir, una de sus virtudes es que te pone como lector en la tesitura de cómo
habrías hecho una choza, cómo habrías pescado o cultivado… es un libro para el
que Defoe investigó muchas cosas, como el uso de las herramientas”.
Además, es un libro en el que
puedes redescubrir muchas cosas. “Por ejemplo, algo que yo no recordaba era la
belleza del primer encuentro con la huella de un pie humano en la orilla de la
isla”.
Es una imagen fantasmagórica,
espeluznante y casi fantástica, asegura, e incluso César Aira ha
comentado que esa imagen tan poderosa lo inspiró a escribir El náufrago (2011), basada en ese algo fragmentado
dentro de la isla. “Pienso que es un libro lleno de sorpresas y que incluso los
lectores previos vuelven a encontrar escenas que ni siquiera recordaba que
existieran. Eso es lo más interesante de este libro”, apunta.
¿Qué otros personajes son
determinantes en esta novela? “Después de Robinson está Viernes, el personaje
estrella. Sobre todo en las primeras cuarenta páginas donde aparece. Es un
robaplanos total”.
¿Cómo se logró unificar el
idioma? “Para este trabajo nos ayudó ser un matrimonio mixto donde ambos
oliscamos los localismos para alcanzar una especie de lenguaje más
panhispánico.
Ésa es una de las ideas de la
retraducción de los clásicos. Esto hace que un lector argentino no tenga que
tragarse localismos españoles, ni un lector mexicano deba comerse los
argentinos. Para este trabajo hicimos un pequeño esfuerzo y apostamos por una
traducción más neutra.
Las moscas
Andrés Barba también comenta que
más allá de esta emocionante traducción, el gran valor en Daniel Defoe está en
su capacidad para conseguir el manejo de técnicas. Baste recordar sus tres
grandes novelas:Diario de un año de la peste,Robinson Crusoe y Moll Flanders.
Pero éstas, que pudieron ser
creadas por escritores distintos, no sólo fueron realizadas con maestría, sino
que muestran la habilidad del autor para utilizar los distintos géneros
literarios de su tiempo para darles una impronta personal.
Otro rasgo interesante es la
permanencia y la influencia de sus historias en la narrativa contemporánea. No
habremos de olvidar fácilmente que mantiene un estrecho lazo con otra gran
novela, pero de 1954: El señor de las moscas, de sir
William Golding.
“Se trata de dos historias que
comparten un elemento muy concreto a lo largo del tiempo: personajes extraídos
de su civilización, donde el individuo pone en tela de juicio todos los
elementos que componen, justamente, su civilización”.
En ese sentido ambos libros se
parecen un poco, tantos aquellos adolescentes de El señor de
las moscas como elRobinson, porque salen de su
lugar protegido, civilizado y organizado para imponer su propio orden y
descubrir que algunas de las cosas en las que está fundada su civilización no
funcionan, explica.
Por último, el traductor español
se refiere a las ilustraciones de Tullio Pericoli, las cuales no sólo
pertenecen a un mundo fantástico sino que destacan los elementos manuales de la
narración. “Yo creo que Tullio supo ver el lado manual, con esa serie de
inventarios de aves, plantas y herramientas, donde mezcla ese aire darwinista y
del handman o
creador de herramientas”.
Robinson Crusoe fue publicada en 1719 y es considerada la primera gran novela
inglesa. Es una autobiografía ficticia inspirada en los hechos reales de
ocurridos a Pedro Serrano y Alexander Selkirk, quienes naufragaron en 1534 y
1703, respectivamente.
FUENTE: www.excelsior.com.mx
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