miércoles, 27 de mayo de 2015

LA HERIDA DE LA VIOLENCIA COLOMBIANA SANGRA EN LA OBRA DE ÓSCAR COLLAZOS


La semana pasada falleció el narrador y columnista colombiano Oscar Collazos, a los 72 años de edad, de una esclerosis lateral amiotrófica, conocida como ELA, una enfermedad neurológica que ataca inicialmente al habla. La entrevista que reproduzco a continuación se publicó en 2012 en el diario El Nacional, con motivo de la visita del narrador colombiano a la Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc) y un año antes del diagnóstico fatal. Sea esta una forma de hacerle merecido homenaje a quien lo merece. El tiempo verbal ha sido cambiado para acomodar las circunstancias actuales, pero el resto se conserva casi igual, porque en la visión del autor sobre su país y sobre la tradición literaria de este no hay pérdida.
El recuerdo más feliz que atesoraba el narrador colombiano Óscar Collazos era correr por una playa de la costa del Pacífico de Colombia, sin zapatos y sin camisa. Libre y seguro. La nostalgia por la infancia perdida lo hacía declarar que su personaje de ficción favorito es Tom Sawyer, el héroe juvenil de la novela que Mark Twain publicó en 1876. No eran cosas de la vejez, hablaba del miedo. Al autor de La ballena varada (2003), como a muchos de sus compatriotas, la violencia de la guerra fraticida causada por el narcotráfico le quitó los lugares para recordar su juventud. Cuando llegó a Colombia en 1989, el autor que había vivido trashumante por 30 años se dio cuenta de que el narcotráfico le había cambiado el país y había “criminalizado su sociedad”, como me contó la tarde en que nos encontramos en la Feria Internacional del Libro de Valencia que visitó en 2012.
Y desde ese momento se dedicó no sólo a continuar la literatura de ficción que lo había inspirado en el exilio, sino también al periodismo. Cada segundo de su vida, cada letra de su obra dedicada a entender la tragedia en la nación vecina. En su último libro, Tierra quemada (2013) un grupo de infelices camina sin rumbo entre la selva y la violencia humana.
– ¿Qué relación hay entre la literatura de ficción y la de no ficción?
– Durante una época hice crónica periodística, y me hubiera gustado seguir haciéndola, pero hace aproximadamente 25 años me dedico más bien al periodismo de opinión, que utilizo como vehículo para reflexionar sobre la realidad de mi país, de América Latina y del mundo. Como tengo que estar informado permanentemente, estoy obligado a ver la realidad de una manera más rigurosa. Los temas que trato en mis novelas no hubieran sido posibles si antes no hubieran sido obsesiones mías como columnista de opinión. Hay una especie de retroalimentación de un género a otro.
– ¿Cómo Gabriel García Márquez, también novelista y periodista, aún influencia las letras colombianas?
– García Márquez no influyó ni en los temas ni en el estilo de la generación siguiente. Él mismo se quejaba y me decía que una de sus desgracias era no tener seguidores en su país. Lo que hubo fue una gran admiración por un escritor excepcional. Más que por García Márquez, me siento influenciado por autores del boom como Juan Carlos Onetti y el primer Mario Vargas Llosa. Por el último porque comencé escribiendo literatura de jóvenes en conflicto y por Onetti porque había un elemento de su realismo que iba a las profundidades de la condición humana, a su lado existencial, y no sólo al mito, como Cien años de soledad, por ejemplo.
– ¿Y las generaciones actuales, en especial la de los más jóvenes?
– Nos encontramos en una situación bastante curiosa: están vivas, y escriben, tres generaciones de autores colombianos. En primer lugar está mi generación, que ronda en este momento los 60 años de edad; en segundo, la que ocupan escritores como Santiago Gamboa, Héctor Abad Faciolince y Jorge Franco; y más recientemente, la generación de Juan Gabriel Vásquez, autor de El ruido de las cosas al caer, y Antonio Úngar, que escribió Tres ataúdes blancos.
– En cuanto a su temática, ¿qué las diferencia?
– Hay una transición en los temas, pero la violencia, de una u otra manera, sigue siendo un factor dominante. El ruido de las cosas al caer narra la génesis de la moral del narcotráfico: cómo a partir de esta situación alguien cuyo destino podía ser otro decide hacer riqueza fácil. Es curioso cómo Vásquez retoma un tema que obsesionó a la generación anterior, es como si los colombianos no pudiéramos liberarnos de eso.
– ¿Sigue también usted obsesionado con el narcotráfico?
– No puedo evitar escribir sobre el narcotráfico, me encantaría dejar de hacerlo, pero está demasiado incrustado en mi imaginario. Pensé que lo había logrado con la novela juvenil que acabo de publicar y que está dedicada a la pérdida de la memoria. Pensé que en la laguna más profunda no había ningún elemento de violencia, pero resulta que sí, pues aparecen allí los cadáveres de unos jóvenes sin identidad en diferentes sitios de Colombia. Yo, por ejemplo, acabo de terminar una novela grande, pesada y abrumadora, Tierra quemada. Son 400 páginas de un texto histórico en el que quise tratar la violencia y la guerra en Colombia como una alegoría que consiste en lo siguiente: cerca de 500 víctimas de la guerra son reclutadas por un ejército paramilitar y conducidas a una especie de éxodo que las lleva hacia ninguna parte. Viajan y viajan por una geografía devastada, por un campo que ya no produce y unas rutas que no tienen salida. Por un mundo absolutamente arruinado, improductivo. Viajan hacia ninguna parte y muchas mueren en el camino. Les dicen que la guerra ha terminado, pero helicópteros y aviones cruzan el cielo hacia alguna parte. Se trata de la zozobra de esta gente que no sabe a dónde va.
– Y la guerra en Colombia, ¿terminó?
– No. Claro que no, aún no.
EPÍGRAFE
“Los temas que trato en mis novelas no hubieran sido posibles si antes no hubieran sido obsesiones mías como columnista de opinión. Hay una especie de retroalimentación de un género a otro”



lunes, 18 de mayo de 2015

MARÍA KODAMA DONÓ 1.500 LIBROS AL MUSEO DE BORGES


Con la plaza Brown iluminada por foquitos amarillos y proyecciones visuales, los árboles resistiendo la fría noche de otoño y una cola tupida de vecinos, María Kodama volvió a Adrogué. Y a la casa de veraneo que usaba su marido, Jorge Luis Borges. Después de un acto en el Palacio Municipal, la viuda del escritor asistió a una performance en vivo basada en dos obras del genial escritor para luego hacer una donación de 1.500 libros a la biblioteca de la “Casa Borges”, el museo ubicado en Diagonal Brown 301.
Las obras en escena fueron “Aproximación Borges”, un espectáculo de vanguardia que combinó performance y teatro en una singular puesta/viaje a través del tiempo, la poesía y la narrativa borgeana, y “La rosa de Paracelso” (ambas dirigidas por Zulema Ozón), que despertó los aplausos de los numerosos vecinos que desde muy temprano se acercaron para disfrutar de la velada. El intendente municipal, Daniel Bolettieri, fue el encargado de recibir a la compañera de vida –y estudiosa de la obra– del popular escritor. Durante su visita, Kodama realizó una donación de libros a Casa Borges,primer y único lugar en todo el mundo que, habiendo sido habitado por el reconocido literato, funciona además como centro de estudios e investigación.
“Borges es parte de la historia de Almirante Brown y tenemos la dicha que muchos de esos recuerdos y situaciones que el escritor le recordaba a María Kodama, hoy aún en el siglo XXI están presentes en Adrogué, porque los eucaliptos, las casas bajas y los techos de tejas siguen estando, y vive en todo nuestro pueblo todo ese sentir”, dijo el jefe comunal. Kodama, vestida con una pollera larga color marrón y un saco rústico en tonos manteca, manifestó que “volver a Almirante Brown significa recordar las cosas que Borges me contaba, sobre el Hotel Las Delicias, los mosquiteros, el salón de los espejos, todo ese mundo que él vivió y que le gustó mucho porque siempre lo recordaba. Para mi es volver a un lugar querido por Borges y por supuesto por mi también”.
Patricia Roselli, vecina de Mármol, fue junto a su hija Micaela “para conocer la casa y la obra de Borges, aunque no soy una fanática de él. Hay cosas que me gustan y cosas que no. Es un espacio que tenemos en Brown y hay que aprovecharlo. Aparte un viernes, a esta hora, y que venga María Kodama, era un evento imperdible”. Las vecinas, además, están haciendo un curso sobre la historia del Partido, “y la casa genera curiosidad y nos incentivó a venir para conocer algo más sobre él y sus días en Adrogué”, contó.
El evento contó con la presencia del secretario de Educación, Cultura y DD. HH, Jorge Herrero Pons, el titular de la Coordinación de Gabinete local, Diego Garrido, el Presidente del Honorable Concejo Deliberante de Almirante Brown, Alejandro Torres, la senadora provincial, Patricia Segovia y el diputado nacional, Eduardo Fabiani. La donación de los 1.500 libros –todos referidos a lecturas posteriores y análisis de la obra del genial literato– se realizó en el marco del convenio de cooperación e intercambio institucional suscripto entre la Fundación Internacional Jorge Luis Borges –que preside Kodama– y la Comuna de Brown para difundir la vida y obra de uno de los escritores de mayor relevancia universal. Casa Borges funciona desde el 2014 y puede visitarse gratis de lunes a viernes de 10 a 16, y los sábados y domingos de 16 a 21.
Fuente:  clarin.com

sábado, 16 de mayo de 2015

ASÍ SE ESCRIBIÓ CIEN AÑOS DE SOLEDAD




Las pruebas de imprenta de la novela de García Márquez, con 1026 correcciones de su puño y letra, vuelven a buscar dueño; se aprecia la pelea por el perfeccionismo.
Fue un martes de 1965. Gabriel García Márquez acababa de regresar de un fin de semana en Acapulco con su esposa y sus dos hijos, cuando, fulminado por un “cataclismo del alma”, se sentó ante la máquina de escribir y, como él mismo recordaría años después, no se levantó hasta principios de 1967. En esos 18 meses, todos los días, de nueve de la mañana a tres de la tarde, el escritor colombiano gestó Cien años de soledad.
Mucho se ha escrito de la atmósfera mexicana en la que germinó su obra magna, de su obsesión creativa, de sus dificultades económicas, del apoyo inquebrantable de los amigos. Pero muy poco se sabe de su construcción. Las claves de su plasmación material, la ingeniería sobre la que edificó el universo de Macondo, siguen entre sombras. Y este misterio no fue casual.
El propio autor, cuando en junio de 1967 recibió el primer ejemplar impreso, rompió el original para que “nadie pudiera descubrir los trucos ni la carpintería secreta”. De aquella destrucción histórica se salvaron contadísimos documentos. Uno de ellos, posiblemente el más importante, fue la primera copia de las pruebas de imprenta. Sobre las galeradas, García Márquez anotó de su puño y letra 1026 correcciones, dejando a la luz cambios e inflexiones de enorme interés.
Esos papeles, a los que ha tenido acceso EL PAÍS, han seguido una azarosa existencia. El escritor los regaló al cineasta exiliado Luis Alcoriza y a su esposa. Tras sus muertes, fueron subastados dos veces sin éxito y ahora, olvidados otra vez, buscan acomodo en una institución. “Prefiero que estén en una biblioteca o un museo que conmigo”, dice el mexicano Héctor Delgado, heredero de los Alcoriza.
Las galeradas, de editorial Sudamericana, suman 181 hojas de doble folio, numeradas a mano, con acotaciones del autor en bolígrafo o rotulador. Su recorrido muestra la orfebrería de García Márquez. En ellas el autor señala los inicios de capítulo, reordena párrafos, suprime y añade frases, sustituye o corrige más de 150 palabras y, en muchas ocasiones, alerta de erratas. En este ejercicio queda patente el agotador pulso que el autor mantenía consigo mismo.
Los cambios no solo van destinados a purificar el texto o despejar la fronda de nombres de los Buendía, sino que ahondan en sus inextricables juegos de lenguaje. A veces, se trata de sutilezas: de “amedrentar” se pasa a “intimidar”, de “obstruir” a “cegar”, o de “completar” a “complementar”. Pero otras, la mano del escritor va mucho más lejos: las mariposas se vuelven “amarillas”, las sanguijuelas se sacan “achicharrándolas” con tizones, el troglodita queda convertido en un “atarván”, los niños andan como “zurumbáticos”, la Ópera Magna se transforma en “alquimia”, un san José de yeso descubre un interior “atiborrado de monedas de oro” o la descarga del máuser “desbarata”, que no “desarticula”, un cráneo.
También algunos personajes adquieren matices nuevos con los incisos. Amaranta, por ejemplo, “finge sensación de disgusto” al oír hablar de boda, y Aureliano ve su “antigua piedad” transformarse “en una animadversión virulenta”. Son alteraciones constantes. Una lluvia fina de mejoras que, sin generar cambios de fondo ni giros argumentales, sí que descubren la talla microscópica y tenaz de un texto de cuya grandeza el autor era consciente.
DEDICATORIA



Una de las galeradas de ”Cien años de soledad”, con la dedicatoria a Luis Alcoriza y su esposa, Janet Riesenfeld. Foto: CARLOS ROSILLO / El País

Posiblemente por ello, García Márquez nunca devolvió las pruebas de imprenta a la editorial, sino que envió las correcciones aparte. Y lejos de destruir el documento, como hubiera sido esperable, lo convirtió en un monumento a la amistad: lo regaló y dedicó al director de cine Luis Alcoriza y a su esposa, la actriz austriaca Janet Riesenfeld: “Para Luis y Janet, una dedicatoria repetida, pero que es la única verdadera: del amigo que más les quiere en este mundo. Gabo. 1967″.
La pareja, afincada en México y muy próxima a Luis Buñuel, formaba parte del círculo íntimo del escritor colombiano. Aquel que le había mantenido en las épocas más negras y con quien, en los días buenos, había celebrado la alegría de vivir. El propio autor lo explicó años más tarde en un artículo en EL PAÍS: “Cuando la editorial me mandó la primera copia de las pruebas de imprenta, las llevé ya corregidas a una fiesta en casa de los Alcoriza, sobre todo para la curiosidad insaciable del invitado de honor, don Luis Buñuel, que tejió toda clase de especulaciones magistrales sobre el arte de corregir, no para mejorar, sino para esconder. Vi a Alcoriza tan fascinado por la conversación que tomé la buena determinación de dedicarle las pruebas”.
El matrimonio guardó las páginas como un objeto sagrado. Dieciocho años después, cuando Cien años de soledad ya era un tótem, García Márquez volvió a encontrárselas en casa de los Alcoriza: “Janet las sacó del baúl y las exhibió en la sala, hasta que se hicieron la broma de que con eso podían salir de pobres”. Alcoriza hizo entonces una escena muy suya, dándose golpes con ambos puños en el pecho, y gritando con su vozarrón bien impostado y su determinación carpetovetónica: “Pues yo prefiero morirme que vender esa joya dedicada por un amigo”. García Márquez respondió escribiendo debajo de la dedicatoria, con el mismo bolígrafo que la primera vez: “Confirmado. Gabo. 1985″.
Luis Alcoriza, el exiliado, murió en 1992 en Cuernavaca. Su esposa le siguió seis años después. Las galeradas quedaron en manos de su heredero, el ingeniero y productor Héctor Delgado, el hombre que les había cuidado en los últimos días. En 2001, con el beneplácito del premio Nobel, los papeles fueron subastados sin éxito en Barcelona por un millón de dólares (897.500 euros, al cambio actual). Un año después, tampoco hubo suerte en Christie’s. Ahora, al año de la muerte de García Márquez, el heredero, de 73 años, busca quien los adquiera. La Universidad de Texas, que compró el archivo del Nobel, se ha interesado, pero poco más. Casi medio siglo después de su gestación, uno de los pocos documentos que se salvaron de la génesis de Cien años de soledad sigue buscando dueño.

Tomado de la red por Edgar Tarazona Angel

LA POLICÍA DE COLOMBIA RECUPERA UN EJEMPLAR DE LA PRIMERA EDICIÓN DE “CIEN AÑOS DE SOLEDAD”


La Policía de Colombia recuperó un ejemplar de la primera edición del libro “Cien años de soledad” que tenía una dedicatoria del fallecido nobel Gabriel García Márquez y que había sido robada de una vitrina en la que se exhibía en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), informaron  fuentes oficiales.
El director de la Policía, general Rodolfo Palomino agradeció a través de su cuenta en Twitter a los agentes “que lograron recuperar el libro que había sido robado”.
Horas más tarde, en una rueda de prensa, el oficial detalló que el ejemplar fue encontrado en un negocio del barrio La Perseverencia, centro de Bogotá, en donde se comercializan obras de arte y antigüedades, después de que los ladrones abandonaron la pieza al notar la presencia de las autoridades.
Las investigaciones señalan que el ejemplar, que no sufrió ningún daño porque estaba en una caja, sería vendido a coleccionistas del exterior en una cifra que estaría rondando los 120 millones de pesos (cerca de 51.000 dólares o 45.500 euros), explicó Palomino.
Por su lado, el dueño de la reliquia, el librero y coleccionista Álvaro Castillo, agradeció al país la solidaridad y dijo que “ahora el libro no me pertenece, sino “que le pertenece a Colombia”, y por eso, lo donará a la Biblioteca Nacional de Colombia “porque es un patrimonio del país”.
El general Palomino añadió que hasta el momento no ha logrado la captura de los responsables del robo, pero que las investigaciones permitirán dar con ellos.
“Cien años de soledad”, la obra cumbre del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, es un ejemplar de la primera edición publicado por Editorial Suramericana en 1967 y tenía una dedicatoria del fallecido “Gabo” para Castillo, propietario de la reliquia.
“Para Álvaro Castillo, el librovejero, como ayer y como siempre. Su amigo, Gabriel”, reza la dedicatoria.
El robo del libro fue detectado la noche del sábado por los organizadores de la Filbo, que este año rindió homenaje a García Márquez con un pabellón dedicado a Macondo, el universo imaginario que creó en sus obras y que universalizó en “Cien años de soledad”.
En su momento, Corferias, sede de la Filbo, y la Cámara Colombiana del Libro divulgaron un comunicado en el que lamentaron el robo que se produjo en el pabellón de Macondo de la feria.
Según el documento, el ejemplar que fue sustraído forma parte de los 8.000 impresos hace 48 años por la Editorial Sudamericana.
FUENTE: es.noticias.yahoo.com



lunes, 11 de mayo de 2015

10 LIBROS QUE TODA MUJER DEBERÍA LEER


mujer leyendo

Cien años de soledad 
Es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador en 1982 del Premio Nobel de Literatura. Es considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, es una de las obras más traducidas y leídas en español. Fue catalogada como una de las obras más importantes de la lengua castellana y fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo,3 en la lista de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de libros de Noruega.
Madame Bovary
Esta novela de Gustave Flaubert rompió con los cánones literarios existentes a la fecha. Aunque está escrita por un hombre, la narradora es mujer. Difícil ejercicio literario hace Flaubert para sentir, pensar y escribir como una mujer. Una narración en donde la infidelidad es el tema central, que relata el erotismo de una mujer que se deja llevar por sus impulsos.
Rayuela
Novela de Julio Cortázar que podría ser perfectamente un gran poema. “La maga”, un personaje literario femenino con la potencia de pocos.
Con un total de 155 capítulos, la novela puede leerse de varias maneras:
  • Por la lectura normal, leyendo secuencialmente de principio a fin.
  • Por la lectura «tradicional» propuesta por Cortázar, leyendo secuencialmente desde el capítulo 1 hasta el 56 y prescindiendo del resto.
  • Por «el orden que el lector desee», una posibilidad que Cortázar exploró después en su novela 62/modelo para armar.
  • Por la secuencia establecida por el autor en el tablero de dirección (que se encuentra al inicio del libro), que propone una lectura completamente distinta, saltando y alternando capítulos. Ese orden, con varios elementos estilísticos del collage, comprende textos de otros autores y ámbitos.
La última niebla
Una novela de María Luisa Bombalque es vigilia y sueño. Un amante que supuestamente no existe, sin embargo quedan evidencias físicas de su presencia. La protagonista intenta suicidarse al descubrir que todo fue un sueño y lo hace tratando de lanzarse cuando bajo las ruedas de un vehículo, su acción es impedida por su esposo quien la toma del brazo impidiendo que se lance.
Antes de conocernos
La pareja y los celos de un hombre son la base de la novela de Julian Barnes. Los celos enfermizos y lo que pueden provocar. Una mujer celada todo el tiempo por su pasado como actriz de segunda clase. El infierno que se instala en la mente de él.
Las mujeres que leen son peligrosas
El libro de Stefan Bollmann trata de la percepción de una estudiosa y que profesa ese título con ironía y buen tino. El saber se transforma en un poder, mujeres que toman nuevos roles en la sociedad y que abren paso a otras reglas del juego.
Los hombres son de martes, las mujeres son de venus
John Gray nos da consejos para que ambos géneros se entiendan e interpreten verdaderamente al momento de vincularse. Percepciones erróneas propias de las mujeres y hombres. Un impulso para aquellas damas que están desesperadas porque ya no saben cómo decodificar las señales en el amor.
La insoportable levedad del ser
Adaptada al cine en 1988, el libro de Milan Kundera aborda el tema de las relaciones amorosas y la infidelidad. Ambientada en Praga, durante 1968, cuenta de la historia de un cirujano de nombre Tomás, que se debate entre dudas del amor de dos mujeres, su esposa Tereza y su amante Sabina.
Por qué los hombres aman a las cabronas
Su escritora Shery Argot con dicho término señala a una mujer fuerte de corazón y de carácter, pero que también es sensible y romántica al mismo tiempo. De lenguaje jocoso, el libro habla sobre cómo obtener el éxito en el amor, basado es un tema de actitud y no de look.
Cómo ser una mujer y no morir en el intento
Otro simpático libro cuya autora es Carmen Ricco – Godoy. Cuenta la historia de Carmen, casada tres veces, periodista y mujer independiente que busca ser ella misma a pesar de las innumerables trabas que le pone el destino.
Fuente: amqueretaro.com