§ Samuel
Clemens, más conocido por Mark Twain, murió en 1910.
§ Varias
mediums afirmaron estar en contacto con el autor americano.
La publicación de libros póstumos
no es una novedad, pero desde luego, que sea el propio autor el que
dicte un nuevo libro desde la tumba es, sin duda, algo que llama la atención.
Mark Twain, uno de los grandes escritores del siglo XIX en Estados Unidos,
murió en 1910. Pues bien, al menos dos mujeres afirmaron haber estado en
contacto con él tiempo después de su muerte.
Emily Grant Hutchings practicaba
el juego de la Ouija -ya sabéis, el típico tablero con el que comunicarse con
los muertos- con su amiga Pearl Lenore Curran cuando esta entró en contacto con
Patience Worth, una joven del siglo XVII asesinada por un ataque indio. Curran
publicó varios libros basados en las historias de Worth y, por lo visto, eso
despertó cierta inquietud literaria en Emily Grant, quien, poco tiempo
después, afirmó estar en contacto con el espíritu de Mark Twain. En 1917 publicó
el libro Jap Herron, afirmando que era obra del autor americano, lo que le
valió la querella por parte de la hija de Twain. La crítica de su época del New
York Times no tiene precio:
Si esto es
lo mejor que Mark Twain puede hacer cruzando la barrera, lo único que
puede esperar el ejército de admiradores que sus obras han ganado para él, es
que a partir de ahora respete esos límites
El caso nunca llegó a juicio tras
un acuerdo y los libros fueron retirados de la venta y la mayor parte de las
copias destruidas.
El otro libro no llegó tan lejos
como el de Emily Grant, ya que Mildred Swanson, miembro de la
Sociedad Psíquica del Medio Oeste, lo que hizo fue escribir un diario
en el que recogía sus conversaciones diarias -también vía ouija- con el
espíritu de Samuel Clemens. El diario apareció publicado bajo el título de God
Bless You, Daughter–Que Dios te bendiga, hija– que, según ella, era
como siempre se despedía al terminar una sesión. El libro, al final, no acabó
por ver la luz en una editorial y fue autoeditado.
Lo curioso sería saber qué
habría dicho el propio Twain de estas dos situaciones, teniendo en cuenta
el carácter vehemente, jocoso y nada dado a creer en lo paranormal del genial
autor sureño. Sin duda, más de un dardo envenenado habría salido de su pluma
para acabar en el cogote de alguna de estas dos señoras.
FUENTE: http://www.lecturalia.com/
§
No hay comentarios:
Publicar un comentario