Cuando se cumplen seis meses de
la muerte de Gabriel García Márquez, el periodista Josean Ramos publica “Así
habló el Gabo”, un libro en el que relata anécdotas y recuerdos de las tres
ocasiones en las que intercambió impresiones con el laureado escritor.
Ramos contó hoy a Efe que la
primera vez que se encontró cara a cara con el Premio Nobel de Literatura de
1982 fue a mediados de 1985 cuando viajó de Puerto Rico a México para visitar la
residencia del escritor colombiano en El Pedregal de San Ángel, en Ciudad de
México, y pedirle que le concediera una entrevista.
“Mi mayor dificultad y miedo era
qué le iba a preguntar, porque yo sabía ya muchísimo de su vida”, dijo Ramos
sobre el autor de “Crónica de una muerte anunciada” y “El coronel no tiene
quien le escriba”.
El comunicador boricua, quien en
aquel entonces tenía 30 años, relata que cuando llegó a la residencia de García
Márquez, fijó en la entrada un aviso que decía: “Te lo juro, Gabo, no me doy
por vencido”.
Un rato más tarde y escondido
entre los arbustos fuera de la vivienda, avistó un vehículo que llegaba,
conducido por García Márquez, quien iba acompañado de su esposa, Mercedes
Barcha.
Ramos se acercó al auto y le
pidió al escritor que bajara el cristal. El entonces joven periodista pidió al
novelista que le concediera una entrevista e incluso aprovechó para tomarle
algunas fotos.
García Márquez le dijo a Ramos
que no podía concederle la entrevista en ese momento pero le preguntó cúanto
tiempo iba a estar en México, a lo que éste contestó que se quedaría hasta que
tuviera la entrevista.
Varias semanas después,
concretamente el 26 de agosto de 1985, a las dos de la tarde ambos se
encontraron, recuerda Ramos, quien reconoce entre risas que llegó tres horas
antes de la cita pautada para hacer la esperada entrevista.
Cuando llegó la hora, una
empleada abrió la puerta a Ramos. García Márquez, luciendo un mahón y una
chaqueta de este mismo tipo de tela, le invitó a su rincón de escritura, lleno
de libros, discos de música y una flor amarilla, sobre la que luego explicaría
que era su color predilecto y le daba suerte.
Aunque al autor colombiano de
“Cien años de soledad” no le gustaba que lo entrevistaran con grabadora de
casete, sí se lo permitió al boricua, pero con la condición de que él también
lo hiciera.
“Yo, que vivo de las palabras,
que trabajo con las palabras, tengo que andar con un gran cuidado porque mi
peor enemigo también son las palabras”, explicó entonces García Márquez a Ramos.
Ambos hablaron de diversos
temas, desde el por qué de los títulos de las obras de García Márquez, hasta
sus “indirectos viajes” a Puerto Rico, pasando por su afán por la música
caribeña, que incluía canciones de los boricuas Daniel Santos, Héctor Lavoe y
Ruth Fernández.
También conversaron sobre “El
amor en los tiempos del cólera”, ya que “en ese momento, el Gabo le estaba
dando la primera lectura a su nueva obra. Vi los manuscritos, tenía una letra
bien bonita, ondulada y bien nítida”, relató Ramos.
García Márquez también le contó
que en varias ocasiones había viajado a San Juan, pero que en todas ellas solo
se puedo quedar en un cuartito del aeropuerto de la capital puertorriqueña,
bajo vigilancia de las autoridades, debido a que no poseía visa para entrar a EE.UU.,
país del que Puerto Rico es un Estado Libre Asociado.
Al terminar la entrevista,
García Márquez le entregó a Ramos el casete donde había grabado la conversación
por si a éste no le había funcionado el suyo.
“Esa gentileza me dejó reconocer
quién era Gabriel García Márquez”, puntualizó el periodista puertorriqueño, que
coincidió por tercera vez con el escritor en el Festival del Caribe de 1994 en
Cartagena de Indias cuando le otorgaron la Medalla de la Hermandad del Caribe.
“Cuando nos vimos, le dice a su
esposa: ‘mira, éste fue el que nos asaltó en México'”, recordó hoy con
nostalgia.
Fuente: caracol.com.co
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